Thot y el alma robada

Publicado el 1 de septiembre de 2025, 9:48

Había una vez un gato negro de ojos brillantes llamado Thot. No era un gato cualquiera: le gustaba mirar las estrellas y escuchar las historias del viento. Una noche, mientras perseguía luciérnagas, entró sin darse cuenta en un portal escondido entre los arbustos de un jardín.

 

El portal lo llevó al Mundo de las Hadas, un lugar lleno de flores que cantaban y ríos que brillaban como espejos. Thot estaba maravillado, pero no sabía que alguien lo observaba.

 

En lo profundo del bosque vivía un hada llamada Liria, hermosa pero con un corazón enredado de celos y caprichos. Cuando vio a Thot, quedó hechizada por su elegancia y sus ojos verdes.

 

—Si no puedes amarme, al menos tu alma me pertenecerá —susurró Liria, y con un movimiento de sus alas robó el alma de Thot, dejándolo débil y triste.

 

El gato cayó al suelo sin fuerzas, hasta que apareció un ratoncito alegre llamado Pim, que lo ayudó a levantarse.

—¡No te preocupes! —dijo Pim—. Conozco un camino hacia el Árbol del Recuerdo, allí podrás encontrar cómo recuperar tu alma.

 

Así comenzó la gran aventura.

 

En su viaje, Thot y Pim conocieron a Luma, una libélula que iluminaba los senderos oscuros con su luz azul. También se unió a ellos Brolk, un sapo gruñón pero valiente, que sabía cruzar los pantanos traicioneros.

 

Juntos enfrentaron peligros: un puente de cristal que crujía con cada paso, un bosque donde los árboles intentaban atraparlos con sus ramas, y un lago en el que vivía un pez dorado que hablaba en acertijos.

 

Al llegar al Árbol del Recuerdo, descubrieron que para recuperar el alma, Thot debía enfrentarse a Liria y mostrarle la fuerza de su verdadero corazón.

 

Cuando la encontró, Liria trató de engañarlo:

—Si te quedas conmigo, te devolveré lo que es tuyo.

 

Thot, con la voz temblorosa pero firme, respondió:

—Un alma no puede pertenecer a nadie más que a su dueño. Y mi alma brilla porque tengo amigos y porque sé amar libremente.

 

Las palabras hicieron eco en el aire, y la magia de Liria se rompió. El alma de Thot volvió a su cuerpo en un resplandor de luz. El hada malvada se encogió de tristeza, comprendiendo que no podía forzar el cariño.

 

Con su alma recuperada, Thot regresó junto a Pim, Luma y Brolk. El portal de regreso al mundo humano se abrió frente a él, pero antes de cruzarlo, Thot prometió volver algún día al Mundo de las Hadas… aunque esta vez, para vivir aventuras por gusto, no por necesidad.

 

Y así, el gato de ojos brillantes siguió mirando las estrellas, con un secreto en su corazón: sabía que el verdadero poder estaba en la amistad y en ser libre para amar.

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