Había una vez, en un rincón escondido del océano Pacífico, tres gatos aventureros llamados Ra, Ka y Horus. No eran gatos comunes: podían hablar, entendían mapas antiguos y tenían un gran sueño: explorar la Isla de Pascua y descubrir el secreto de las estrellas.
Ra era el mayor, de pelaje dorado como el sol, muy sabio y tranquilo.
Ka era el más curioso, con ojos grandes y verdes como la selva.
Y Horus, el más joven, tenía un mechón blanco en la frente y siempre estaba listo para la acción.
Un día, encontraron un viejo mapa dentro de una botella flotando en el mar. En el mapa había una inscripción:
En la isla donde las piedras miran al cielo, duerme el Guardián de las Estrellas.
—¡Tenemos que ir! —maulló Ka, emocionado.
—¿Y si no quiere que lo despertemos? —dijo Horus, un poco nervioso.
—Entonces seremos amables —respondió Ra—, pero si guarda un secreto tan grande, seguro que vale la pena intentarlo.
El Bigote Veloz
Tras muchos días navegando en su velero El Bigote Veloz, llegaron a la Isla de Pascua. Las grandes estatuas de piedra y los moáis los observaban desde la orilla. Parecía que los vigilaban…
—¿Y si ellos son los guardianes? —susurró Horus.
—No, ellos son los ojos —dijo Ra—. Miran al cielo porque cuidan algo allá arriba.
Siguieron el mapa hasta llegar a una cueva secreta escondida detrás de un moái gigantesco. Al entrar, una luz azul comenzó a brillar desde el fondo. Bajaron con cuidado, hasta encontrar una puerta de piedra con una estrella tallada.
—Este debe ser el lugar —dijo Ka.
El Guardián de las Estrellas
Cuando tocaron la estrella, la puerta se abrió lentamente… y allí estaba él:
Un ser enorme, brillante como la noche, con ojos que parecían galaxias:
el Guardián de las Estrellas.
—¿Quién osa despertarme? —retumbó su voz.
Los tres gatos se acercaron con respeto.
—Somos Ra, Ka y Horus. No queremos hacer daño, solo aprender —dijo Ra.
El Guardián los miró con sus ojos de constelación.
—Muchos buscan poder, pero pocos vienen con el corazón abierto. ¿Estáis dispuestos a pasar tres pruebas? —preguntó.
—¡Sí! —respondieron los tres a la vez.
Las Tres Pruebas
Primera prueba: El Enigma del Cielo
Tuvieron que leer las estrellas y encontrar la constelación del gato. Con la sabiduría de Ra y la aguda vista de Ka, encontraron la figura brillante de un felino en el cielo.
Segunda prueba: El Salto del Coraje
Debían cruzar un puente de luz sobre un abismo. Horus, con el corazón acelerado, fue el primero en saltar. Sus amigos lo siguieron sin dudar.
Tercera prueba: El Corazón de la Isla
El Guardián los llevó a una sala secreta donde había una semilla brillante.
—Para que las estrellas sigan brillando, debéis cuidar de esta semilla. Solo crecerá si hay amistad verdadera.
Los tres gatos la plantaron juntos, y de la semilla brotó un árbol de luz que iluminó toda la isla.
El Regalo del Guardián
El Guardián sonrió.
—Habéis probado ser dignos —dijo—. A partir de hoy, seréis los Guardianes Felinos del Cielo.
Cada uno recibió un collar con una estrella. Cuando miraban al cielo, podían entender el lenguaje de las estrellas.
Volvieron a su velero, sabiendo que la isla guardaría su secreto… pero ahora, con tres nuevos protectores.
Y desde entonces, si alguna noche ves una estrella que parpadea como si estuviera jugando, puede que sean Ra, Ka o Horus, vigilando el cielo y soñando nuevas aventuras.
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